Génesis

Veo tu cuerpo a veces lejano, a veces tan cerca que puedes sentir el ritmo de tus latidos, puedo tocarlo, asirlo, como el juego del gato y el ratón nos escondemos el uno al otro, quizá nos hicimos daño, pero nunca fue la intención.

Amenizamos nuestras noches con alcohol y sexo, del bueno, del que no es necesario preguntar si te ha gustado. Testigo de eso es ese cigarrillo después del acto, nuestro ritual pagano, nuestra forma de agradecer al universo estar vivos, encerrados en esa habitación de hotel. El resto del mundo era sólo un decorado de nuestra particular puesta en escena.

Incluso el breve tiempo que nos separamos buscábamos en las otras parejas nuestro reflejo, las semejanzas, las muchas diferencias y aún más las deficiencias que tenían con respecto a nosotros. Era como estar acostumbrado a beber un buen vino y luego sólo probar refrescos de soda sin gas. Dejaban un sabor amargo en la piel y la nostalgia de dormir a tu lado.

Nos alejamos, juramos no volver a vernos pero las promesas son cosas vacías, que no obedecen a la ley de la naturaleza humana, y así nos encontramos de nuevo, como si nada hubiera pasado, como si los meses sin ti hubieran sido un largo sueño, que no quiero volver a tener, quiero un café mágico que me mantenga despierto, aquí me tienes con mis vicios y perversiones, con mi rara forma de ver al mundo, con mis ojos que sólo son tuyos. Yo, tu pecador, porque santo no soy.

Síntesis

Uno de los Dioses, el más pícaro y creativo, tramaba su próxima hazaña. A él se debía la creación de las sirenas y los centauros. Pero esta vez quería unir más formas. Así que colocó en su enorme caldero a algunas niñas, niños, hombres, mujeres, ovejas, osas pandas, perros, cabras, conejos, cerdos, peces, zamuros, chacales, cascabeles, colibríes, canarios y elevó hasta el máximo la temperatura. Le añadió sus polvos y líquidos mágicos y esperó ansiosamente. Después de varias horas, cuando ya se había logrado una masa, observó con detalle su nuevo invento y pensó que el nombre que mejor le correspondía era “Síntesis”. Con las otras creaciones no había habido problema en decidir su hábitat porque para formar a la sirena había tomado a una mujer que le encantaba bañarse en el mar, así que no tuvo ningún inconveniente de permanecer en el agua de por vida. Y con el centauro había tomado a un hombre que se la pasaba “al trote”, entonces siguió igual. Pero esta vez, con esta cantidad de seres unidos, había una gran polémica para decidir dónde habitarían. Así que si algún día estás en la playa, en el campo, en el medio de la ciudad, o en otros mundos maravillosos que accedemos dejándonos guiar por la imaginación y ves como si fueran nubes que jugaran, no te asustes, ése es “Síntesis” que aún decide dónde vivir.

Vivite

Me faltan exactamente 4 meses para cumplir 33 años. ¡Vaya qué edad! Pero no me interesa pasar a la historia por crucificada. Y si tú me crucificaste, lo ideal sería que también tuvieras la fórmula para resucitarme. El trabajo se hace completo. En todo caso, yo decidiré autocrucificarme o resucitarme. Déjame al menos el camino libre para poder elegir.